domingo, 1 de julio de 2007

“Che dentista. Extracción en taburete ”(II Parte)



Contó el otrora joven rebelde, Oscar Macías, integrante de la columna numero 4 a las órdenes del Che en la Invasión a occidente que cuando convocó el comandante Guevara en su rol de odontólogo, el fue el primer paciente del grupo que bajó desde Minas del Frío a Las Vegas de Jibacoa, el la Sierra Maestra para que el Che le extrajera unas piezas malas. Narró Oscar que el Che ordenó:
_“¡Que pase el primero!”
Y continúa su anécdota el combatiente:
“A mi me paso ese día como a Cantinflas en una película en que estaban buscando a uno para cumplir una misión arriesgada y mandan a dar un paso adelante a los dispuestos. El grupo da un pasa atrás y deja solo a Cantinflas en primera fila. El grupo en que yo estaba ese día hizo lo mismo, cuando el Che mandó a que saliera el primero dieron un paso atrás y yo me quedé solo, por eso fui el uno. Me di cuenta que lo que se comentaba como el Che dentista la mayoría era leyenda, pues se comportaba como un estomatólogo normal: iba poniéndole la anestesia a los compañeros, les daba tiempo y luego los llamaba. Como primero me fui te digo que no sentí nada, no tuve ningún problema.”
“Che me extrajo esa vez un diente y un molar. Recuerdo que el sillón era un taburete. Mee sacó mis piezas como cualquier dentista. Eso sí, si alguien tenia muchas piezas malas y quería sacárselas todas el se las sacaba todas de un golpe.”
Y continuó narrando el Oscar Macías, que después de aquella faena odontológica con el Che en la Sierra Maestra, el grupo se daría a la difícil tarea de escalar de nuevo la Loma de la Vela , con la recomendación de cuidarse que les había hecho el improvisado dentista guerrillero.
“Ese día nadie viró triste -rememora Oscar-, nadie se fue asustado , viró bien el grupito.”
Y cerró su historia quien se hizo soldado rebelde casi en la adolescencia y estuvo a lasa órdenes del Che, aseguraba que después de este primer encuentro con elche creció como salubrista , como ser humano y como jefe.
Después en la Invasión pudo aquilatar mas su arrojo, tenacidad, inteligencia e innegable amor por el prójimo.

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