Por causas caso todas imputables a mi estilo de vida estresante y a la obesidad recibí en estos días la nada agradable noticia de que soy diabética , hipertensa, con cifras y alteradas de colesterol.
Con tal premicia partí a atenderme en una institución especializada.De esta primera visita salí con una dosis de insulina en mi cuerpo , una carga de tabletas y reactivos que para mi sorpresa , no costaron ni el valor de un dolar.Un clínico, un endocrino, una enfermera una laboratorista, y la nutrióloga, me prestaron servicios en este centro creado para atender a diabéticos en la capital.Allí llegué por cuenta propia , sin recomendaciones , ni previa búsqueda de lo que pudieran costar los honorarios, porque de hecho, no existen.En mis manos solo contaba un chequeo realizado en el policlinico de mi comunidad,como constancia de mis padecimientos, y en mi conciencia la urgente desición de que debía resolver el autodaño hecho a mi salud.
En unos dias iniciaré una semana de ingreso diurno donde me enseñarán a vivir con la diabetes, me practicaran exámenes y pruebas necesarias ; además de ser atendida porel angiologo,podólogo. Sumado a esto una cuenta de amor y gentileza propia del personal de aquella clínica que enorgullece al sector de la salud públicaen San Cristobal de la Habana. Por todo esto , yo , como cualquier paciente de este país , solo debo decir: ¡gracias! y devolver una cuota de cariño y respeto a quienes sin pedirme nada a cambio , me entregan algo tan preciado como la mejoría de mi SALUD.
martes, 15 de mayo de 2007
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